Cala flor

Desde el jardín – Cómo te relacionas con tu mente.

Si dedicas unos instantes a analizarlo, veras que puedes relacionarte con tu mente de tres formas diferentes:

  • Tu mente es un problema.
  • Tu mente es un instrumento.
  • Eres independiente de la mente y de cualquier cosa que ocurra en ella.

Hay que realizar un viaje de la primera a la tercera. Cuando la mente es débil, la situación se vuelve un problema. Cuando la mente está equilibrada, la situación es un desafío. Cuando la mente es fuerte, la situación se vuelve oportunidad. La mente es el medio para entender y afrontar el mundo, es importante tener una mente preparada, fuerte, equilibrada para afrontar las diferentes situaciones que encontramos en el día a día. Tenemos muchos mecanismos, comportamientos y reacciones adquiridos por el ambiente en el que nos hemos criado y por la educación recibida. Muchas veces la mente es totalmente mecánica, va por su cuenta, es reactiva, entonces te hace totalmente impotente y  la ves como un problema. Con los modos mecánicos de pensar, las actividades de la vida también se vuelven mecánicas. Si surge algún contratiempo aparece la ira, la frustración, tendiendo muchas veces a culpabilizar de lo que sucede a los demás o a la situación. Es una mente que tiende a agrandar lo que «interpreta que sucede». Por ejemplo, tienes un malentendido con un vecino y tu mente ya empieza a darle vueltas y más vueltas: «fíjate, me ha dicho esto y lo otro, cuando lo vea me va a oír…», haciendo una bola cada vez más grande, generando una tensión y ansiedad que son inútiles e innecesarias. La agitación parece ser la naturaleza misma de la mente. La mente es turbulenta y sigue sus modos de ser y yo no tengo ningún control sobre ella. Si ya hay cierto entrenamiento, vas aprendiendo a utilizar tu mente como un instrumento que debes manejar para no caer en esa mecanicidad inconsciente. Tu mente va adquiriendo una progresiva madurez y entrenamiento para desidentificarte de lo que en ella sucede. Las acciones serán más conscientes y menos reactivas. Dispondrá de mayor lucidez para detener los pensamientos negativos e ir construyendo una mente más positiva y proactiva.

Cuando ya entiendes y experimentas que tu naturaleza, y la de tu mente, es el silencio, has dado el «gran paso», ya sabes que no eres tu mente, ni tampoco su contenido. Esto no quiere decir que la mente se acalle por completo, los procesos mentales siguen estando ahí, pero ahora sabes que los puedes observar sin que te afecten. Esto tiene que servir para tu día a día, anticipándote a las reacciones inconscientes de la mente y, cuando se produzcan reacciones así ¡que las habrá porque eres humano! podrás o bien darles rienda suelta porque así lo quieres o saber darles espacio para poder gestionarlas. Es decisión tuya implicarte en este maravilloso proyecto, el yoga, la meditación, la acción consciente, son muy buenas herramientas a tu disposición para llevarlo a cabo, eso si, necesitas una buena dosis de compromiso contigo mismo y también de disciplina ya que hay hábitos mentales muy muy arraigados.

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