EL CUERPO, UN INSTRUMENTO DE PRECISIÓN.
Los órganos de un cuerpo sano son como los instrumentos bien afinados de una orquesta dirigida por el cerebro y el sistema nervioso. Cada uno de los órganos funciona en ritmo y armonía con los demás, cumpliendo su función en el momento del día en que se requiere. Sin embargo, un cuerpo enfermo es desafinado y discordante. Esto ocurre cuando hay carencia o exceso de energía vital en nuestros sistemas energéticos, o cuando uno de los componentes de los circuitos nerviosos no controlan o dirigen el cuerpo apropiadamente.
Ritmos exógenos y endógenos.
El ambiente y el estilo de vida determinan los ritmos diurnos del cuerpo. Los ritmos internos no solamente deben estar sintonizados con las necesidades interiores sino que deben funcionar en armonía concertada con las exigencias y las fuerzas externas. Muchos de nuestros ritmos internos son determinados por el patrón diario de luz y oscuridad o por nuestro patrón de actividad dentro de la vuelta diaria que da la tierra sobre sí misma y en su movimiento alrededor del sol. Según el profesor Wieslaw Romanoswki del departamento de fisiología de la Academia de Educación Física de Varsovia, pionero en la investigación de los efectos del yoga: “El movimiento y el ritmo son característicos del universo en el que vivimos… En los organismos vivos se producen ciertos cambios rítmicos funcionales dependiendo de la periodicidad de los procesos que ocurren en el ambiente externo, conocidos como ritmos externos o exógenos. También hay un ritmo específico en la unidad biológica un ritmo interno o endógeno”.
Según la teoría de los biorritmos, esos ritmos internos y externos se pueden clasificar de acuerdo con la frecuencia, de la siguiente manera:
- Ritmos de baja frecuencia como las estaciones y los ciclos mensuales.
- Ritmos de frecuencia moderada como los ciclos respiratorios y del corazón.
- Ritmos de alta frecuencia como la pulsación de los sistemas enzimáticos.
Podemos observar en cualquier momento los ritmos de frecuencia moderada, puesto que son visibles y perceptibles. Son el primer paso para comprender las frecuencias más altas y más bajas que nos rodean. También pertenecen a la frecuencia media los ritmos circadianos (día y noche), cardíacos (corazón) y peristálticos (abdominales).
Ajustar lo desorganizado.
La vida moderna ha separado al hombre de la influencia rítmica benigna de la naturaleza. Los ritmos internos, la naturaleza precisa de los sistemas nervioso y endocrino, se han desequilibrado a causa del estrés y las tensiones, dando lugar a sensaciones de malestar, ausencia de bienestar, enfermedades y neurosis. Las ondas cerebrales de la mayoría de las personas ‘normales’ indican claramente la integración entre las partes del cerebro, lo cual se traduce en patrones aleatorios y asimétricos.
En la situación clínica, esto se manifiesta cuando una parte del cuerpo se relaja mientras otra se prepara para el estrés. Esto demuestra la falta de armonía concertada entre las partes. Entonces los órganos asumen autonomía y actúan como entidades independientes (esto podría ser reflejo en el microcosmos de lo que sucede en el macrocosmos). La experiencia subjetiva es de patrones de pensamiento desordenados, estados leves de manía y depresión, incapacidad para concentrarse e inestabilidad emocional y mental. En ocasiones, los efectos pueden ser más severos.
A fin de normalizar la función rítmica interna debemos encontrar alguna forma de ajustar los patrones que se han desorganizado. Para ello se necesitan herramientas o técnicas que puedan penetrar en el ‘estroma’ del sistema nervioso, el lecho básico constituido por componentes sensoriales, motores y autónomos. Es este estoma el que determina parámetros tales como los patrones de las ondas cerebrales, la personalidad, nuestra forma de pensar, de sentir y de reaccionar ante el mundo externo. Es el encargado de mantener los hábitos y las respuestas condicionadas, sean buenos o nocivos.
Probablemente la mejor forma de contrarrestar los ritmos malsanos del cuerpo es establecer unos nuevos ritmos psicofísicos favorables para la salud. A través de los siglos se han utilizado sustancias químicas, terapias de choque, nuevos modos de comportamiento y condicionamiento, técnicas psicológicas y muchos otros métodos para mejorar la función y la experiencia interiores. Sin embargo, el éxito ha sido escaso porque ninguna de estas cosas cambia realmente el estroma neural ni altera radicalmente la estructura mental, con lo cual no se pueden generar cambios duraderos.
LA INFLUENCIA POSITIVA DEL YOGA.
El método del yoga para alterar y recuperar los ritmos internos opera de forma lenta y sistemática. No busca cambiar nada radicalmente, sino moldear y modificar lentamente las estructuras existentes al convertirse en una fuente nueva de salud como parte de nuestra vida cotidiana. Impone una fuerza constante y benévola cuyo objetivo es fluir con los ritmos naturales de nuestro cuerpo y reforzarlos. Opera con la naturaleza y no en contra de ella. Es por esto que las prácticas de yoga deben realizarse con regularidad todos los días, aunque sea durante unos pocos minutos.
SURYANAMASKAR
Cuando practicamos Suryanamaskar diariamente incorporamos un factor nuevo en nuestra vida: una serie ordenada, secuencial, sistemática, revitalizadora y purificadora de posturas, respiración, mantras y estimulación de los chakras (elementos que cada uno va incorporando gradualmente a su práctica). Es como una vitamina o un tónico tomado todos los días antes del desayuno. Es como si inyectáramos partículas de prana en las estructuras ya existentes. El crecimiento del cuerpo continúa. El metabolismo, la conducción nerviosa, las secreciones de las hormonas endocrinas, las actividades cotidianas, todo procede de manera normal, pero hay un factor nuevo que, con el correr de los meses y los años, altera sutilmente los patrones y los ritmos.
Cuando introduces un ritmo externo sano a un ritmo ya existente, éste cambia. Cuando instauras un ritmo saludable, natural, ordenado, armonizador como Suryanamaskar sobre un ritmo desordenado y enfermo, el efecto es todavía más dramático. Los investigadores polacos Tadeus Pasek y Wiesław Romanowski dicen que los procedimientos psicoprofilácticos de los cuales forman parte los asanas de suryanamaskar, “buscan producir una secuencia ordenada y estabilizada de estados funcionales y de relajación caracterizada por un ritmo biológico”. Dan a este ritmo el nombre de ‘controlado’ para diferenciarlo de los otros dos ritmos naturales, el externo y el interno. Este mecanismo puede manipular los ritmos internos de la misma manera que un selector de radio cambia la frecuencia recibida.
Suryanamaskar emerge como un medio poderoso para ejercer control consciente sobre nuestros sistemas corporales internos generalmente ocultos, como regulador o mecanismo de sincronización de los procesos del cuerpo. Nosotros emergemos de las fuerzas constrictivas de la neurosis, los hábitos inadecuados y las fuerzas internas arrolladoras y comenzamos a disfrutar de una vida más creativa y espontánea en sintonía con los ritmos solares y de la naturaleza en general.
Bibliografía consultada:
Wiesław Romanowski, “El papel de los ritmos biológicos controlados en la educación psicofísica moderna” FIEP Bulletin, vol. 42, 1972 (ene-mar).
Swami Satyananda Saraswati, “Surya Namaskara. Una técnica de revitalización solar.”