āsana, en sánscrito आसन, es una especie de configuración (la haces de manera intencionada, por medio de tu voluntad) que adoptamos con el cuerpo, con la finalidad de actuar sobre el cerebro e incluso sobre estructuras más sutiles o profundas. En realidad no eres tú el hacedor del āsana . No es algo que hagamos nosotros, en el sentido más puro, esta actitud por supuesto no es algo que captes en un principio, requiere constancia y tiempo de práctica, te pones en sintonía con la energía del Universo para que cuando esa energía te penetra o te atraviesa te haga adoptar ese tipo de posiciones, en definitiva fluir. Si impones tu voluntad se produce una lucha, mientras seas tú el que hace, no fluyes, tienes que aprender a relajarte y dejar que la energía fluya a través de ti. Esto se puede comprender con los mudras que sirven para modelar una experiencia, como se producen espontáneamente en los estados modificados de consciencia, si los haces previamente estás allanando el terreno. Lo mismo sucede en el âsana. Tienes que abrirte al Universo y a la Madre Tierra para que la shakti fluya a través de ti, sin ofrecer resistencia. Entonces en cuando sientes Con la perseverancia en la práctica vives el āsana como una meditación:
- Posición física: inmóvil, cómoda y mantenida.
- Respiración: coordinada, específica dependiendo de la postura que estés haciendo.
- Actitud interior, mental.
- Relaja todo lo que no participa en la postura, especialmente la cara.
- Dosifica el esfuerzo, asúmelo sin necesidad de forcejear. Lo que trabaja en la postura tiene que tener un tono adecuado y correcto, no una hipotonicidad generalizada, un ejemplo lo encontramos en la postura de la vela, en la que tiene que haber cierto tono en las nalgas y en las piernas.
- Acaricia mentalmente las zonas donde notas tirantez. Utiliza la sofro-sustitución sensorial, la autosugestión que funciona, al acariciar el músculo tenso, se relaja y se estira.
- La respiración es el mejor soporte de la postura, es lo suficientemente atractiva para que la mente no se vaya. Amplia, completa, en la medida que la postura te lo permite, dándole primacía a la expulsión para que sea más larga, rítmica. En las posturas en las que interviene la fuerza, la inspiración te sujeta; en la expulsión parece que pierdes apoyo y cuerpo parece que empieza a temblar, por eso tiene que ser lenta y controlada para que no se pierda la postura.
- Concentración en la zona estratégica: de lo más físico y ahí para arriba hacia lo más sutil: columna vertebral, una glándula u órgano (corazón, tiroides, etc.); un concepto o trayecto sutil, como si el cuerpo fuese mapa místico hacia el cielo, no tiene entidad real pero si en el plano sutil para utilizarlo como soporte; respiración asociada a un color o a una sensación, etc.