Una de las últimas entradas del blog estaba dedicada a «La necesidad de un guru«. Conozcamos ahora más detalles de la figura del sishya o discípulo y su cualificación para comprender la enseñanza que le lleve a la experiencia de lo que Es, su esencia más pura e ilimitada.
Tradicionalmente, el joven, hacia los ocho años, acudía a casa del guru y vivía con su familia. Allí aprendía una vida de valores, según el dharma (base del orden social y ético), vivía de forma austera, estudiaba los textos, se ejercitaba en los distintos rituales y se impregnaba de un a cosmovisión sagrada que sería su soporte durante toda la vida.
Hoy en día, en la cultura occidental, el aspirante, primero ha de sentir un anhelo y una necesidad de búsqueda porque se ha dado cuenta que lo que encuentra en la sociedad no acaba de llenarle y se siente, en cierto modo, incompleto, carente, aunque esto no se manifieste del todo conscientemente. Siente que hay algo más que puede cambiar la visión que tiene de sí mismo, del mundo y de la trascendencia o la Divinidad.
Ahí comienza el camino, con ese primer anhelo, puede pasar tiempo en el que el aspirante va haciendo su sadhana (práctica espiritual) y recibiendo enseñanza, mientras se va desarrollando un proceso interior de preparación y purificación, hasta convertirse en un adhikari, persona suficientemente cualificada para recibir la enseñanza, con predisposición y potencialidad para llevar a cabo el sutil proceso de la autoindagación.
Adhi Shankaracharya, quién consolidó la doctrina del advaita-vedanta (la enseñanza de la no-dualidad), expone muy claramente en el Vivekachudamani (una de sus más importantes obras sobre la filosofía Advaita) las cualificaciones requeridas por un buscador de la manera siguiente:
«El verdadero buscador es aquel que discrimina entre lo real y lo irreal, cuya mente se aparta de lo irreal, quien posee calma y las otras valiosas virtudes, y quién posee un fuerte anhelo por la liberación«.

Los medios para ese proceso reciben el nombre de sadhana chatushtaya, cuatro elementos que el shadaka (aspirante) del advaita-vedanta necesita (Vivekachudamani, versos 19 a 27):
- Viveka, discernimiento entre lo Real (inmutable, eterno) y lo irreal (cambiante, temporal). Lo Real es lo que eres.
- Vairagya, desapego del mundo de nombres y formas, verlo sin deseo, ser dhármico (una vida de valores, en armonía con el universo) pero con gran desapego.
- Satsampati, las seis virtudes: shama (paz mental), dama (control de los sentidos), uparati (cesación de las actividades mundanas), titiksha (fortaleza), shraddha (confianza), samadhana (visión de igualdad, una única Conciencia).
- Mumukshutva, intenso deseo de liberación, de reconocer la plenitud.
Así el aspirante desarrolla shraddha, una profunda confianza en el camino, en la enseñanza, en el linaje de una tradición milenaria que se ha ido transmitiendo de maestro a discípulo y sobre todo en la luz que permanentemente siente que le protege y le guía, el guru.
Mi más profunda y sincera gratitud a Swami Satyananda Saraswati por ser esa luz que siempre ilumina mi camino. Con respeto y amor. Om Guru Om.
1 comentario en «El discípulo cualificado.»
Qué importante tener un Guru, que nos guié y nos acompañe en este caminar, en este aprender cada día, momento. a través de la escucha, viene la enseñanza, de ser a ser, de maestro a discípulo. aprendiendo y desaprendiendo. Mi profunda gratitud de tenerte, en mi camino, eres mi maestra. Gracias por integrarme al saber y conocimiento de Swami Satyananda Saraswati, Con respeto y amor. Om Guru Om